El museo cierra sus puertas. Salen los últimos visitantes, el hall queda solitario, se apagan las luces. La vigilante de seguridad se detiene al oír una melodía. Linterna en mano, vuelve a la exposición, busca el origen del sonido. Escucha atenta: parece una lírica fantasmal. Las primeras notas de una composición de Rajmáninov inician un itinerario sinestésico, desde las entrañas de un archivo artístico hasta la magnitud de un teatro de ópera.
Copresentan Les Arts e IVAM.